No es ningún secreto que, a raíz de la pandemia, las empresas han tenido que
acelerar su proceso de transformación digital para asegurar la continuidad de su
negocio. Ante ello, la búsqueda de sistemas de gestión empresarial de última
generación se ha visto fuertemente intensificada, ocasionando el surgimiento de
un dilema: ¿qué es mejor? ¿un ERP en la nube o uno on-premise?
Ya sea que una compañía esté buscando implementar un nuevo ERP por una
reducción de gastos, porque el fabricante ha decidido ya no dar soporte a la
versión que actualmente tiene instalada, o por una modernización de sus
procesos de negocio, la realidad es que la elección entre una solución en la nube
o una on-premise puede llegar a ser algo complicada o confusa en muchas
ocasiones.
En especial cuando no se es experto en los aspectos técnicos que implica cada
una de estas tecnologías.

Es por ello que, en este blog, explicaremos las principales diferencias que
existen entre un sistema y otro desde el punto de vista financiero, a fin de que
puedas tomar la mejor decisión para tu organización y así asegures que tu
inversión genere el máximo rendimiento.

ERP en la nube vs. on-premise, ¿qué es más rentable?

Acceder a la innovación tecnológica no debería ser un tema de interés reservado solamente para grandes empresas con ingresos masivos. 

Cuando le dices no a la innovación, le dices no a la oportunidad de lograr mejores resultados para tu negocio.

Una vez convencido de instalar una plataforma en la nube para la gestión de su negocio, el precio es uno de los criterios más relevantes que cualquier prospecto considera al momento de seleccionar alguna en particular.

En un entorno de adopción tecnológica acelerada, muchos roles corporativos se benefician y, por tanto, se replantean a partir de que las empresas implementan soluciones como los ERP en la nube. 

A menudo, muchas compañías continúan preguntándose si es más conveniente implementar un ERP tradicional o un ERP en la nube. No obstante, al evaluar los beneficios que cada uno puede ofrecer, la decisión se vuelve más que evidente.

La manufactura es una industria cada vez más globalizada y compleja que demanda mucho de cada uno de sus eslabones y cadenas. Ante este escenario, independientemente del giro, todas las empresas enfrentan retos similares y sufren en esencia los mismos dolores de cabeza.

La migración que ha emprendido el comercio de las tiendas tradicionales hacia los medios digitales es una tendencia marcada que además ha recibido un nuevo impulso tras la pandemia del coronavirus.

En 2019, las ventas vía comercio electrónico alcanzaron los 3.5 billones de dólares a nivel mundial —un salto de 18 por ciento respecto al año anterior— y se espera que se dupliquen en los siguientes cuatro años.

Muchas veces creemos que el factor más importante al distinguir un producto o servicio es su costo, pero la realidad es que una verdadera diferenciación va más allá del número que asignemos como precio.

Al estar sumergidas en un mundo de constantes actualizaciones tecnológicas que influyen en las estrategias de negocios, es común que algunas compañías busquen sobresalir en su industria a través de comprar o vender más barato.

Por: Javier Ossio | Director de Consultoría Efficientix

Las empresas deben conciliar dos realidades:

Muchas empresas se enfocan de más en la atracción de prospectos y relegan a un segundo plano la relación con sus clientes actuales. 

Este error puede resultar costoso, sobre todo si pone en riesgo a quienes entregan la mayoría de nuestros ingresos. Bien dice el empresario e inversionista estadounidense Mark Cuban que "debemos tratar a nuestros clientes como si fueran nuestros dueños, porque realmente lo son".

A continuación, exploraremos cuatro pasos que llevan a conseguir la satisfacción de aquellos que ya dieron el sí a lo que vendemos.