Por: Javier Ossio | Director de Consultoría

 

En una mesa redonda se reúne un comité a tomar decisiones sobre el rumbo de la empresa. Están el tiburón comercial, el guerrero operativo, el sabio administrador y el rey estratega, pero también debe existir un lugar asegurado para el héroe sin capa, el dominador de las tecnologías de información.

 

Las tecnologías de la información siempre estarán presentes para apoyar las estrategias y proyectos empresariales independientemente del motivo, ya sea para crecer orgánicamente, incrementar ventas, fidelizar clientes, reducir costos, capitalizar conocimiento, eficientizar la producción, automatizar logística, actuar globalmente, etcétera. Para que esa tecnología sea útil y productiva se requiere al maestro que la domina. En unas empresas le llaman ‘el de IT’ y en otras ‘CIO’.

 

Las ‘apps’, ‘software’ y demás herramientas no hacen magia, más bien la magia la hacen aquellos que aplican la tecnología de manera eficaz para lograr sus objetivos. Es el CIO (‘Chief Information Officer’ o afín) el responsable de que esto suceda en tiempo y forma; también, de unir a las personas con los procesos para poder automatizarlos a través la tecnología. Es un rol tan importante como el del CFO, COO, CMO o cualquier otro que empiece con C.

 

Ya con varios años de experiencia ofreciendo servicios de consultoría, puedo asegurar que aquellas empresas que incluyen dentro de susdecisiones “al de sistemas” tienen mayores posibilidades de acumular éxitos. También puedo presagiar el desastre para los que no toman en cuenta ese rol y que creen en el mito de que la tecnología es mágica.

Haciendo un recuento de los éxitos obtenidos en mi carrera caigo en cuenta de que, en todos esos proyectos, participó ese héroe sin capa dispuesto a diseñar, organizar, entender, probar, entregar, implementar y soportar. Ese héroe que generalmente no sale en las noticias, premiaciones, reportajes y condecoraciones. El que sonríe unos segundos por el éxito.

 

 

 

Por: Javier Ossio | Director de Consultoría 

 

En la búsqueda encarnizada por sobrevivir y ser líder en el mundo de los negocios, la ciencia de la tecnología van poniendo a nuestro alcance más y mejores herramientas que nos ayudan a crear, controlar y agilizar nuestros procesos. Sin embargo, también es muy común caer en el error de no tocar los procesos e invertir equivocadamente en tecnología. A continuación, te comparto tres de los errores más comunes:

1.-Mantener los mismos procesos con tecnología más cara: Una historia muy común es la de la empresa que realizó una inversión importante para implementar un sistema de cómputo que lo apoyara en la toma de decisiones. Sin embargo, después de haber capacitado a los usuarios, el director de finanzas da la instrucción que, como siempre, su asistente le dejara en su escritorio las compras y pagos que debía firmar y aprobar. Al final, aunque tengas un supersistema, si no permites que tus procesos cambien o se agilicen, estarás perdiendo mucha plata.

2.-Comprar ‘gadgets’ que no utilizamos. Compramos tecnología que es sexy, pero de poco uso. Un ejemplo es cuando queremos bajar de peso y compramos un ‘smartwatch’ que te dice los latidos, horas de sueño, pasos recorridos, geolocalización y más, pero al final solo nos recuerda todo lo que aplazamos nuestros ejercicios y nos alejamos de nuestros objetivos. Es incorrecto pensar que gracias al ‘smartwatch’ bajarás de peso. Lo mismo pasa en las empresas que invierten millones en tecnología, pero al no cambiar la forma de trabajo no logran sacar provecho de su inversión y, a la larga, pagan más por los mismos problemas.